Con este proyecto el escultor Marbal cambia tema y se acerca de nuevo al arte sacro, que en esta ocasión está grabado en el terreno para así dejar un signo indeleble.
El artista Marbal, invitado a realizar este proyecto, lleva a cabo en primer lugar, como viene siendo ya su costumbre, una investigación seria del territorio desde un punto de vista historico-ambiental, resultado del cual se reveló la presencia de un castrum romanum 10 km de Medjugorje, en Bigeste cerca de Ljubuski, y una Basílica cristiana de los primeros siglos a Mogorjelo. A 40 km de Medjugorje, en Gorica cerca de Grude, hay una Basílica dedicada a San Esteban, el primer mártir. Se supone, que estos lugares una vez estuvieron unidos por una calzada romana en la Edad Antigua. En la misma Medjugorje, al monte Krizevac, fueron encontrados unos restos de la cultura ilírica.
Partiendo de esta base, el escultor Marbal, prepara un primer borrador del proyecto inicialmente con rayos que se apartaban desde la Casa del pelegrino para irradiar en el jardín alrededor.
Pero una noche, el maestro Marbal recibe en un sueño una visión del proyecto que prevé una transformación total de la idea inicial.
Marbal decide seguir la inspiración y pone así en papel el proyecto que fue recibido con entusiasmo por los clientos que, sin demora, le autorizaron la realización. A causa de la intensa experiencia espiritual vivida el artista se decide por una donación de la obra. El resultado es lo que vemos en estas ilustraciones.
La Madona grabada en el terreno acoge en su corazón la iglesia, cuya planta es en forma de una cruz; los brazos de la Virgen están cerrados en un abrazo protector del niño Jesús. En la cabeza escultural de la Virgen está un anfiteatro, un lugar de encuentro de los fieles, que contiene en su centro un altar de mármol, que fue esculpido en la fachada frontal por el proprio maestro Marbal. La escultura representa un Cordero de Dios.
El altar construido en el anfiteatro por el maestro Marbal, se encuentra en el cabeza escultural de la Madona grabada en el terreno.
Detalle del altar del cual surge el Cordero de Dios, cincelado en el mármol por el maestro Marbal.
El escultor Marbal personalmente supervisó no sólo las fases de idea y proyecto, sino también la realización concreta de la obra. Típico de su estilo son los contornos delicados y las formas redondeadas que transmiten una sensación de paz y serenidad no sólo a los que miran las fotos, sino también a los visitantes que acuden allí.
Projecto Arte y Medio Ambiente